lunes, 31 de octubre de 2011

NEGROSHAKUNA

POR : ELMER MACHUCA ARRIETA
NEGROSHAKUNA
Como todas las mañanas la pequeña Vicenta sacaba de su corral a sus animales; vacas, terneras, carneros, asnos y alpacas. Los llevaba a pastar a las alturas de Shaniacancha, ella alistaba su fiambre como de costumbre, canchita, queso, habas tostada y agua. Su fiel acompañante era “Jorge” su perro chusco, pero su perro pastor.
Luego de caminar más de una hora cuesta arriba, llegaba a encontrar un lugar donde los animales iban a comer pasto fresco, Vicenta se sentaba en un lugar alto, junto a “Jorge” para que puedan vigilar a todos los animales. De pronto se da cuenta que se encontraba frente a la cueva oscura, Negroshacuna ella recordó lo que sus padres le contaron, que era una cueva donde habitan los duendes de la noche, conocidos como “lindolindores” que tenían grabado en una de sus paredes un hermoso, fornido y salvaje toro. Vicenta sintió curiosidad, pero aún así decidió alejarse junto a sus animales.
La tarde estaba fresca y ella empezaba a dormitar, sin saber lo que iba a acontecer. “Jorge” se contagió del sueño y ambos quedaron dormidos. Sobresaltada Vicenta despierta y se da cuenta que “Margarita” la vaca, no estaba, asustada ella reúne a todos los animales y empieza a buscarla, gritaba una y otra vez y la vaca no aparecía. De pronto el día empezaba a oscurecer, Vicenta se preocupaba mucho al imaginar que sus padres se entristecerían si la vaca se perdía.
De pronto pensó ella: “Oh, no vaya a ser que “Margarita” haya ingresado a la cueva” llamando a viva voz a “Jorge” ambos se dirigen a la cueva. Al llegar Vicenta sin dudar ingresa y a medida que avanzaba se volvía más y más oscuro. Sintió un ruido extraño, y empezó a tener miedo, “Jorge” ladraba sin parar, se sentía pasos pesados que se acercaban, Vicenta temblaba, un nudo se hacía en su garganta sin poder gritar. Dos ojos grandes y relampagueantes se acercaban. Era “Margarita” su vaca, estaba súper tranquila y aparentaba felicidad.
Al llegar a su casa les contó a sus padres lo sucedido. Le aconsejaron que para la próxima vez no los lleve a los animales cerca de ese lugar.
Pasado unos meses increíblemente “Margarita” estaba preñada. Vicenta se preguntaba cómo pudo ser. Ella no entendía lo que pasó, tampoco sus padres daban crédito a lo que veían.
Pasado unos meses nacía un, hermoso y fornido becerro a quien llamaron “Dorado”. Los vecinos asombrados por tal acontecimiento solo se limitaban a admirar a tan robusto becerrito. Desde aquel día Vicenta estaba segura que “Dorado” era cría de Negroshacuna.
Su familia estaba contenta al tener un buen toro.

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