Cuando trabajaba en el sector agrícola tuve la experiencia de vivenciar la etapa de inserción de las inversiones; llego como una alternativa de solución a la gran demanda de trabajo; así mismo llegaron los abusos, los empresarios aprovechando de la condición pobre de las personas y hasta algunos no sabían leer nos hacían firmar contratos sin leerlos, teníamos que firmar por AFP que ellos ya estaban contactados; nos hacían firmar contratos por un mes o firmábamos a nombre de otra persona para no pagarnos los beneficios de Ley.
Debía de permanecer largas jornadas a la intemperie, agachado, cargando sobrepeso expuesto al solo la lluvia y a la intoxicación por agroquímicos.; en numerosas empresas las jornadas van de 9 a 12 horas de trabajo, o incluso entre 18 a 20 horas, sin pago de horas extras, dominical, ni algún beneficio.
Para llegar a mi trabajo tenía que recorrer 3 kilómetros en bicicleta o caminando, desayunaba a las 6 de la mañana ya que la jornada era de 6 hasta las 14 horas si es que terminaba la tarea en caso no terminara lo tenía que realizar hasta las 17 horas como máximo y si no lo terminaba me pagaban según el avance que haya realizado; las tareas era como para 3 trabajadores y aun así lo tenía que realizar uno solo, no existían los baños teníamos que realizar nuestras necesidades en el campo ya que decían que servía como abono para las plantas, tomaba agua de acequia (no tratada) , el almuerzo era después de las labores por cuenta propia no había una movilidad para traer los almuerzos de casa no las ingeniábamos algunos traíamos nuestro almuerzo en la mochila y otros a veces no almorzaban, lo bueno era que éramos una familia y compartíamos para poder subsistir.
Los salarios eran quincenal dejando la primera quincena sin cobrar ya que decían quedaba como garantía de trabajo, los sueldos no superaban el mínimo vital solo alcanzaba para comer, pero era nuestro trabajo decíamos; “no se gana pero se goza” esta expresión era utilizada comúnmente por impotencia, ya que no nos alcanzaba pero así tratábamos de ser felices; de los despidos ni que hablar muy común en los fines de mes ; no te pagan ningún beneficio como las vacaciones truncas, liquidación, nada y hasta a veces lo canjeabas para poder seguir trabajando ya que nos decían que la producción de la empresa había decaído.
Recuerdo que estaba desinfectando las raíces del esparrago; había trabajado desde las 6 de la mañana del día sábado hasta las 17 horas del domingo, estaba tan feliz ya que había trabajado tanto y mi quincena iba a salir casi el doble con el dominical y horas extras; en eso llego el Ingeniero encargado y me dijo:
“Mañana lunes descansas”
Yo le pregunté: ¿Por qué, Ingeniero?
El me respondió: la empresa no puede pagar horas extras
Fue tanta mi desilusión que no pude contener el llanto y me
dije que ingrata es la vida con los pobres
HUMBERTO NAVARRO PARVIÑA
DOCENTE DE EDUCACIÓN FÍSICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario