lunes, 31 de octubre de 2011

EL RENDIMIENTO ESCOLAR

Al término del primer trimestre y con los resultados académicos de los estudiantes del 3º año “F” de educación secundaria de la I.E de Ventanilla me di con la ingrata sorpresa de encontrar un alto porcentaje de estudiantes con bajo rendimiento escolar. En la búsqueda de los motivos que causan este problema, empecé a indagar con los profesores tutores de los años anteriores de los estudiantes mencionados y me comunicaron que son estudiantes con muchísimos problemas en casa y los padres en su gran mayoría son separados, madres abandonadas o hijos que habían sido dejados al cuidado de sus abuelos; no asistían a las reuniones ni a las escuelas para padres a pesar que les reiteraba una y otra vez. Dada las circunstancias surgió como una de las causas principales la problemática familiar y como estas influyen marcadamente en los estudiantes. Además, el bajo rendimiento no era reciente, era una constante en la vida escolar de los menores. Claro está que no es el único factor que incide en ello, pero es uno de los más importantes.
El rendimiento escolar se define como la parte final del proceso de enseñanza aprendizaje, también podemos señalar que es la finalización del planteamiento iniciado por el docente en el año escolar. Según Morales A. “El desempeño escolar depende en gran medida del ambiente sociofamiliar que rodea al estudiante, y en la niñez el medio social que más incide sobre ellos es la familia”.
Dentro de las causas, que afectan el rendimiento escolar está la disfunción familiar: padres incapaces de reconocer y satisfacer necesidades emocionales básicas de cada uno de sus miembros, trayendo consigo un resultado escolar inferior a las posibilidades del estudiante. Estas situaciones impiden el compromiso de los padres con el trabajo formativo que se realiza en la escuela, facilitando con ello la poca supervisión de la familia en las tareas escolares y en el uso del tiempo libre, convirtiéndose en factores importantes del bajo rendimiento escolar.
Cuando los estudiantes viven en un ambiente familiar adverso y presentan un bajo rendimiento escolar, es muy probable que se encuentre en un estado emocional inadecuado que le impide hacer uso de sus habilidades intelectuales que beneficien su aprendizaje.

Al respecto María Balarín y Santiago Cueto en su libro: La calidad de la participación de los padres de familia y el rendimiento estudiantil en las escuelas públicas peruanas sostienen que: “El tema de la participación de los padres de familia en la escuela ha llegado a ocupar un espacio central en la literatura educativa. Una línea de investigación muy importante, que se focaliza en los vínculos entre familia y escuela, viene de la sociología de la educación, donde el énfasis está puesto en cómo influyen los antecedentes familiares sobre el logro educativo […] Es pertinente señalar que en estas definiciones, el concepto de capital social no se relaciona con la idea de participación de los padres de familia en las decisiones de la escuela, sino que alude más bien a las relaciones que se establecen dentro del entorno familiar, y que influyen de manera importante en las posibilidades de que los niños puedan aprovechar las oportunidades educativas”.
De acuerdo al planteamiento dado se puede decir que los estudiantes que viven en un ámbito familiar disfuncional es muy probable que presenten un estado emocional inadecuado que les van a impedir alcanzar un óptimo rendimiento escolar.
Sin embargo, las instituciones educativas pueden marcar la diferencia. Si los estudiantes de familias disfuncionales encuentran en ellas a profesores que les proporcionen un soporte consistente y un clima democrático en el que se combine el afecto con las demandas propias de un proceso de enseñanza – aprendizaje los resultados serán diferentes.

POR LUZ VASQUEZ CALDAS

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